Eliminar el rencor es el primer paso para vivir mejor contigo mismo y con los demás.

Tener un actitud positiva abarca muchos aspectos, uno de lo más importantes que he aprendido de primer mano es: que nunca te gane la molestia y el rencor, que nunca tus actos se vean afectados por probar un estado de contrariedad y enfado.

Porqué mientras que una decepción, algo que no salió como esperabas (y incluso el dolor) puedes utilizarlo como motivación a reaccionar, mejorarte y seguir adelante con paz interior y satisfacción (pese a las dificultades) – en cambio la molestia no.

La molestia hay que sacarla de ti porque no es gasolina para tu recorrido sino señalización ajena que te desvía de tu camino positivo sin que te des cuenta.

La molestia, en varias formas de rencor, se queda ahí dentro ese rinconcito obscuro de ti, subdola.

Te hace creer que ya no está pero cuando menos te lo esperas sale de nuevo y te perjudica en tu forma de ver las cosas , de pensar y de actuar.
Recalco: sin que te des cuenta, por lo menos no en el acto sino cuando ya – muchas veces – es demasiado tarde para poner remedio.

Llevados por el rencor y la molestia comunicas y actúas erróneamente, empujado por la negatividad, fijándote en lo malo, en un entorno de reproche que te quita lucidez mental.

Y como la se saca? Como se elimina el rencor?

Sin marear la perdiz, analizándola, enseñándola y comentándola con sinceridad y claridad, aunque haga falta un esfuerzo y parezca inútil.

Hay que pillarla y atarla con la comunicación, empujarla afuera y quemarla de una vez con las sonrisas y las risas genuinas.